Zidane se movía con la gracilidad de un bailarín. Cada gesto suyo era pura maestría y clase suprema, él orquestaba el juego con inspiración divina. Sus pases eran de una perfección pasmosa, como pinceladas https://teganpsig878775.blue-blogs.com/46364342/la-imagen-del-cabezazo-de-zidane-eterna-en-la-memoria